domingo, 19 de abril de 2009

Solo se siente, pero no se sabe

Solo se siente, pero no se sabe


No sabía que tenia tres años, era la época buena, de jugar al esconder, correr caballos y dormir la siesta. Bella época en la que caminaba agarrada de la mano de su madre y de su hermano, un año mayor que ella. También fue una época fugaz, pues un día algo los hizo ser grandes y, los soltó de las manos. Dicen que fue un día soleado a fines del mes de Mayo. Mientras jugaba vió como un cuerpo caía al suelo y otro cuerpo le siguió, azotando el pavimento que quemaba por el sol del medio día. Los gritos de la niña se elevaron al cielo despertando varios Ángeles que todavía dormían. Sus ojitos tropezaron con un gran escalón en donde se sentó a la espera, mientras los cuerpos eran llevados, sabe Dios a donde. Su hermanito le agarro las manos tratando de consolarla y contó sus deditos para saber cuanto le faltaba para ser grandes, pero ya eran grandes, sin saberlo.


Luego de varios años supo que aquellos cuerpos eran los de sus padres, pues a esa tierna edad solo se siente, pero no se sabe. No recuerda el por que de la discusión ni tampoco recuerda los tiros. El vago recuerdo de un extraño dolor le penetró sus sienes y, le corrió por el cuerpo tocándole el corazón. Fueron segundos de dolor que ha recordado por vida y le traen a la memoria esa soleada mañana en que supo que existía. La que la marcó y le abrió una cicatriz que lleva bajo su sombra. Ese día gris que la hizo crecer de golpe, y que desde entonces lleva el control de su vida.





© Bdj Rosario
Enero 2006

martes, 14 de abril de 2009

Buscando el Yo

Buscando el Yo


Una vez leí un libro sobre arte y cordura . En la introducción el autor explicaba la razón por la cual escribió el libro y aseguraba a quienes lo leyeran, encontrarían su verdadero yo, en algún capítulo, en la entre línea, en un signo de pregunta o, en un punto y coma. Allí estaría su verdadero yo, haciéndole morisquetas, mirándole fijamente, tratando de lograr una reacción o un cambio a lector (a)
Me entregué a la lectura del libro, preguntándome en que capítulo tropezaría con mi verdadero yo. ¿ Y si no lo reconozco ? Y si mi yo no está definido y no se encuentra ni en este libro ni en veinte libros que lea. Comencé por el primer capitulo, hablaba sobre el arte, me sentí muy cómoda con el tema, como si estuviera cerca de mi yo, pues el arte siempre me gustó, aunque no domino ninguna destreza del arte, en la que pudiera dejar mis huellas. Pero algo me agarró en este capítulo y tuve la idea de comprar un canvas, tintas acrílicas, pinceles y comenzar la travesía por el Atlántico del arte. Pero el deseo me duró un minuto. Las tintas y, los pinceles, me parecían muy complicados para lo simple que imagino, mi yo. Así que salté varias páginas del libro para buscar áreas mas llanas pues a esa altura sentí vértigo.
El capítulo de la cordura comenzó con la definición; Cordura: Prudencia, juicio; Buen discernimiento, moderación. Después de leer la definición de cordura, Volví a recordar el capitulo sobre el arte, dándole vueltas a la idea de pintar, me vi pintando en días soleados y tuve la sensación de olor a playa. Entonces recordé lo que me pasó cuando estaba leyendo La Divina Comedia de Dante Aliguieri. Una vez leí la primera parte sobre el infierno no me pude concentrar en los capítulos del purgatorio ni del cielo. De hecho, no los recuerdo. Así que cerré el libro hasta digerir bien el primer capítulo, no vaya ser que le pase por encima a mi yo, y no lo reconozca. Por varios meses me olvidé del libro, pero un dia de limpieza profunda en mi casa, lo encontré. Le quité el polvo y comencé a leer. Les confieso, que aun no encuentro mi verdadero yo, pero desde entonces cuando leo un libro, comienzo, por el final.




© Betsy dj Rosario
Junio 10, 2007

viernes, 10 de abril de 2009

Inspirado en un amanecer creó Dios a la mujer

Inspirado en un amanecer creó Dios a la mujer


En una conversación de esas que se dan en mi país, salió a relucir un dato que siempre me había intrigado, ahora se hacia evidente desde que se le levantó la burka a las afganas, las esclavas modernas, el impacto lo sentí aquí, en la punta de mi lengua. Fíjate le comento a una amiga. Pensé que la creación había comenzado con el hombre, pero sabes, no fue así. Dios creó a la mujer primero, pues por muchos años estuvo Dios pensando en un ser muy especial, con detalles tan perfectos como la compasión, la amistad, el arte de conversar, de amar y discernir.

Inspirado en un amanecer creó Dios a la mujer, traída por un rayo de luz que se arrastró entre montañas. Fue ella la co-autora y ayudó a finalizar a tiempo los contrastes de colores, le dio olor a las flores y puso brillo en las estrellas. Ella fue quien convenció al divino creador, para que creara a otro ser y, que este le ayudar en las tareas pesadas que le causaban dolor. Hubo entonces largas conversaciones entre la mujer y Dios, para decidir si era buena, o no, la gran idea.

Pensaron en prototipos de todas clases, tamaños y colores. Se discutió que sería algo mas fuerte y mas inocente que la mujer y lo iban a malcriar posiblemente un poco, pues era el nuevo invitado había que hacerlo sentir bien. Eso fue idea de la mujer. Tanto fue discusión y la espera que finalmente el hombre fue hecho a la carrera. No hubo tiempo para desarrollarle ciertos sentidos para que fuera mas útil y, el día esperado llegó. Se unieron fuerzas de ave con capacidad de león y serpiente venenosa. También se mezcló con barro para darle más color. Así se creó al hombre. Al abrir este los ojos seguida se incorporó y comenzó a preguntar; ¿en donde están las mujeres? ¿ y mi lanza? ¿y mi cuchillo ? Ante tantas preguntas y exigencias no dudo Dios en complacerlo y, le concedió cada pedido que salía de su boca. Al pasar solo tres días se sentía dueño del mundo y comenzó hacer cambios drásticos. Se adueño de la mujer, envió a Dios para el cielo y contó la historia, alrevés.



Por: ©bdj Rosario
9 de mayo, 2002


Corrected copy on July 5, 2007